Lo que enciende no es el cuerpo, sino el aura
La seducción de una mujer no se limita a fórmulas exactas. No hay mandamientos escritos en piedra sobre esto. El deseo no depende solo del espejo, ni su forma de moverse (aunque no vamos a negar que puede ayudar). Hay capas invisibles, gestos mínimos y un cóctel de señales que, combinados, provocan esa magia misteriosa que hace girar cabezas y